"A pedra de afia-las agullas" non é tal pedra, senón o ovo dun paxaro que lle chaman tordavisco.

     O tordavisco é coma un galo, e non hai quen o mire, que de día é verde, de noite mouro e, cando neva, branco é.

     É o máis listo de tódolos paxaros: tan así que cando se ergue, polas mañanciñas, vai o tordavisco e métese na súa cama, e aproveita que a deixou quente o cuco.

     O avó do tordavisco é verde e fala. Asusta aos nenos que andan aos niños nas silveiras, dicindo a berros: Quen anda aí?

XA  O  LICHES?

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Entendes o que les?

Propoñémosvos outro poema do Caderno de Traballo de Santillana: Os antepasados

Alá pola Prehistoria

os antepasados nosos

refuxiábanse nas covas

e traballaban os ósos.

Metidos dentro das covas,

pintaron moitas paredes!

Para nós son obras de arte

que nos informan sobre eles

XIÁN REGODOURO (Adaptación)

ANIMALES  ASOMBROSOS (Elsa  Bornemann)

Lisa de los Paraguas - Adaptación

    Aquel invierno había nevado mucho. Guillermo, el leñador, apenas tenía qué comer y no podía salir a trabajar. Sobre todo estaba preocupado por Serafín, un valiente perro ovejero; Renata, una hermosa gata blanca; y Mariano, un gallo de plumas violetas y cresta colorada. Si no conseguía comida para ellos, se morirían de hambre, así que decidió ir al mercado y regalarlos.

    Una noche los tres animales se pusieron a cuchichear.

- Tenemos que encontrar la manera de quedarnos con Guillermo - dijo el perro-. Es tan bueno...

- ¡Tengo una idea! - exclamó el gallo -. Renata,, tú aprenderás a ladrar como Serafín. Serafín, tú aprenderás a cantar quiquiriquí y yo aprenderé a maullar.

    Desde ese momento, todas las noches los animales ensayaban sus nuevos cantos.

    Una mañana Guillermo abrigó a sus animales y se fue al m,ercado lleno de tristeza.

- ¡Señoras y señores, vengo a regalar los animales más buenos del mundo! - decía mientras se secaba las lágrimas.

    De repente, Serafín cantó sus quiquiriquís, Renata empezó a ladrar y Mariano maulló y maulló.  

- ¡Un perro que cantaba quiquiriquí! - exclamaron todos - ¡un gallo que maulla! ¡un gato que ladra!

    Una lluvia de monedas cayó a los pies de Guillermo y todo el mundo aplaudía a aquellos animales extraños.

   Así Guillermo cambió de oficio y empezó a actuar con sus animales con gran éxito, recaudando mucho dinero y, sobre todo, pudiendo quedarse con aquellos buenos amigos.

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