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El nombre de los colores

2010 Ano de Miguel Hernández

 

Esta é a portada do caderno que o poeta fixo a man no cárcere de Alicante, con dous dos contos que escribiu: "El potro oscuro" e "El conejito". Escribiunos e encadernounos como regalo para o seu fillo Manuel Miguel, ao que lle gustaba chamar Manolillo. No cárcere entregoullos á súa muller, Josefina Manresa, que os conservou na intimidade familiar sen publicalos mentres viviron ela e o seu fillo.

 

  

  

EL POTRO OBSCURO 

 Una vez había un potro obscuro. Su nombre era Potro Obscuro. Siempre se llevaba los niños y las niñas a la gran ciudad del Sueño. Se los llevaba todas las noches. Todos los niños y las niñas querían montar sobre el Potro Obscuro.

Una noche encontró a un niño. El niño dijo:

Llévame, caballo pequeño, a la gran ciudad del sueño!

-¡Monta! -dijo el Potro-Obscuro. Montó el niño y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino a una niña. La niña dijo: Llévame, caballo pequeño, a la gran ciudad del sueño.

-Monta a mi lado -dijo el niño.

Montó la niña y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino un perro blanco.

El perro blanco dijo:

-Guado, guado, guaguado! A la gran ciudad del sueño quiero ir montado!

-Monta! –dijeron los niños.

Montó el perro blanco y fueron galopando, galopando, galopando.

Pronto encontraron en el camino una gatita negra.

La gatita dijo:

Miaumido, miaumido, miaumido! A la gran ciudad del sueño quiero ir que ya a obscurecido!

-Monta! –dijeron los niños y el perro blanco.

Montó la gatita negra, y fueron galopando, galopando, galopando.

 

 

Pronto encontraron en el camino una ardilla gris.

La ardilla gris dijo:

Llevenme ustedes, por favor, a la gran ciudad del sueño donde no hay pena ni dolor!

-Monta! –dijeron los niños, el perro blanco, y la gatita negra.

Montó la ardilla gris y fueron galopando, galopando, galopando.

Galopando y galopando, hicieron leguas y leguas de camino.

Todos eran muy felices. Todos cantaban, y cantaban y cantaban.

El niño dijo:

-Deprisa, deprisa, Potro-Obscuro! Ve más deprisa! –pero el Potro Obscuro no podía ir deprisa. El potro obscuro iba despacio, despacio, despacio.

Había llegado a la gran ciudad del sueño.

Los niños, el perro blanco, la gatita negra y la ardilla gris estaban dormidos. Todos estaban dormidos al llegar el Potro obscuro a la Gran Ciudad del Sueño.

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