Skip to Content

A LA LUZ DEL DÍA

 

Sudaba, porque una no está habituada a esas cosas, tan descaradamente, a plena luz del día. Me rozaban, sobaban, entré como avergonzada y llegué al fondo, conocí posturas inimaginables, pues no pensé que mi cuerpo pudiese moldearse a tal variedad de posturas. No duró más de una hora, pero mi blusa blanca perdió color, un par de botones y el perfecto planchado, mi pelo estaba alborotado, enmarañado como una leona y las gafas salvadas por la campana. ¿experiencia para repetír? Ummmmmm, no sé... posiblemente la próxima vez conduzca mi coche y pase del bus en hora punta...

Mano Figueira,2019

 



story | by Dr. Radut