Páxina 3 Poesía

Enviado por Anónimo o Mér, 27/03/2013 - 21:09

Guinda, Ángel


Sistema de ecuaciones
Uno es dos menos uno
soledad es uno menos todos los demás

 


Hernández, Cayetano


Fábula
Graves autores contaron
que en la ciudad de los ceros
el uno y el dos entraron
y, desde luego, trataron
de medrar y hacer dineros.
Pronto el uno hizo cosecha,
pues a los ceros honraba
con amistad muy estrecha
y dándoles la derecha
su valor así aumentaba.
Pero el dos es de otra cuerda,
¡todo es orgullo maldito!
y con táctica tan lerda
los ceros pone a la izquierda
y así no medraba un pito.
En suma, el humilde uno
llegó a hacerse millonario
mientras el dos, importuno,
por su orgullo cual ninguno,
no pasó de un perdulario.
Luego, ved con maravilla
en esta fábula ascética
que el que es humilde más brilla,
y el que se exalta se humilla
hasta en la misma Aritmética.
 
 


Khayyan, Omar
 
XV
Más allá de la Tierra, más allá del Infinito,

buscaba yo el Cielo y el Infierno.

Pero una voz grave me dijo:
" El Cielo y el Infierno están en ti".


XXVI
El mundo inabarcable: un grano de polvo en el vacío.

Toda la ciencia del hombre: palabras.
Los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras.

El fruto de tu constante meditación: la nada.
 


Korsi, Demetrio


Visión de Panamá
.... Diez mil extranjeros y mil billeteras...
Aguardiente, música... La guerra es fatal!
Danzan los millones su danza macabra.
Gringos, negros, negros. gringos.... ¡ Panamá ! ...


Lindon, J.A.


Un recordatorio positivo
Un carpintero, cosa enigmática
sentía raro gusto por la matemática.

Un día triste, de faena ayuno,

decidió tallar un cubo

de arista menos uno.


Aunque parezca cosa de ensalmo,

medía su base menos un palmo.
-¿se os hacen los sesos mermelada?
-
De largo su cubo tenía, pues,

un palmo menos que nada.


Otro tanto de alto (¿lo dudáis un segundo?)
Y también, menos un palmo de profundo.

Multiplicando, obtendréis para tal cubo

-y sin mucho esforzar vuestro cacumen-
que menos un palmo cúbico es su volumen.
De tablas de madera bien maciza.
Con frente sudorosa serró el cubo
pues aunque cada corte tenía longitud negativa
de tanto menos por menos ni fuerza tuvo.


Por vez segunda construyóse un cubo,
aunque en ésta ningún problema hubo.

Al tomar de signo más cada longitud.
Era su volumen un palmo cúbico

positivo, por tal virtud.


Contaba pues, por sus pecados,

con dos cubos iguales, gemelos descarriados;

deseando saber a qué atenerse,

el segundo colocó sobre el primero.


De signo más los unos, los otros negativos,
algebráicamente se cancelaron sus lados.

Y otro tanto ocurrió con el volumen: nada ganado,

sólo subsistían las superficies.


Pues bien, abrid los ojos: sus áreas

tenían ahora medida doble, soportadas

en algo que por la destreza del fustero

ni ocupaba espacio ni medía nada.


De ébano macizo había cortado
aquellos objetos cúbicos abultados;

todo cuanto ahora subsistía

era sutil especie
de lámina oscura y esquinada.
De doce palmos cuadrados, que no es poco.

Nada pesa ni ocupa espacio en absoluto.

Sigue allí, tirada aún en la carpintería.
¡A nadie se le ocurre para qué serviría!
 

 


Lope de Vega
 
Un soneto me manda hacer Violante
Un soneto me manda hacer Violante;

en mi vida me he visto en tal aprieto,

catorce versos dicen que es soneto,

burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante

y estoy a la mitad de otro cuarteto;

mas si me veo en el primer terceto,

no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,

y aún parece que entré con pie derecho,

pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aún sospecho

que estoy los trece versos acabando:

contad si son catorce, y está hecho.

 

 


Machado, Antonio
Recuerdo infantil
 
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
   Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
   Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
"mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón".
   Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
 
A. (Soledades)
 

 


Mal Lara, Juan de


Poema
Tenéis, señora Aldonza, tres treinta años,
tres cabellos no más y un sólo diente,
los pechos de cigarra propiamente
en el que hay telas de arañas y de araños.
 En vuestras sayas, tocas y otros paños
no hay tantas rugas como en vuestra frente;
la boca es desgarrada  tan valiente
que los puertos del mar no son tamaños.
...
Imitación del epigrama 51, libro 3º de Marcial
 


 
Mariño, María


Suma Total
Son a suma total

Son a suma total

daque! que foi medindo

a pegada aquela que non digo,

pegada que soía se puxo o seu nome.

Son resta da esperanza -diferencia quedou-
­
Multiplicada xa nacín,
pra qué dividirme agora?

San, enteira voume índo,

san, enteira vou quedando,
o paso xa me cederon,
inda que o camino se vira,

vaise virando en duro,

as pegadas ben se ven

vense volcar nas penas,

liman os picos dos montes,
raxan a cume i o mar,

raxan as alturas todas,
raxan a neboa,

raxan o sol,

ráxanse todas nunha,
ésta cingese
vaise cinguindo.

iTerra, alma dona¡
Pegada que soia
se puxo o seu nome.
 
 

 
Martínez Conde, Ricardo


Poema
Cada quen vai fiando o seu tempo
coa lentitude que dicta o corazón.
Isto é certo preto do mar
e naqueles lugares aniñados
no outeiro,
no frío.
 
O mar esixe,
como as altas terras,
o seu tributo de melancolía.
 
A soidade vai co home
ata os lindeiros do infinito.
"O SILENCIO DAS ÁRBORES" (1995)



Munárriz, Jesús


Teorema natural
Un cono
sobre su vértice
es muy feliz.
¿Importa
cuánto tiempo?
(Todos caen)
* *
El círculo
Cuadrado
está hecho un ocho
(pese a lo cual
no pincha)
* *
Un cubo
además de no tener
ni seis caras
ni ocho ángulos
ni doce aristas
puede estar
rebosante
aunque sea
de basura
* *
Los paralelepípedos
son todos
tartamudos.
* *
Las sustracciones
deberían ir siempre
entre corchetes
* *
La base
partida por la altura.
La altura, tan terne;
la base jodida
* *
Por orden de los equiláteros
los triángulos isósceles
han detenido
a todos los escalenos.
Y eso que no se movían.
* *
Dos cuerpos
paralelos en un lecho
se encuentran en el infinito.
* *
Noticias:
dos rectas paralelas
se cortan y sangran
* *
Dos rectas se cortan
en un punto filipino
precisamente
en Manila.

 


Munguía, Eréndina


Ellos (A Tonatiuh y Deyanira.)
Desde la matriz
hasta el límite infinito,
divergiendo o aproximando,
todo deriva finalmente,
a un propósito definido.
Te ofrecerán ideales,
anillos y hasta campos.
Aunque no faltará un elemento
que quiera dividirlos,
(si de variables se trata,
seguro preferirás las primas).
Únicos o en grupo,
por conseguirlo,
los más serán naturales,
discretos y constantes,
alguno irracional,
otro degenerado
y no faltará aquel
que se reduzca al absurdo,
o se haga nudo,
pero todos intentarán,
n-veces lo juro,
hacerte bien feliz,
sí, ellos...
los números.

 

 

Neruda. Pablo


Oda a los números
(Odas elementales)

Qué sed

de saber cuánto!

Qué hambre

de saber

cuántas
estrellas tiene el cielo!

Nos pasamos
la infancia
contando piedras, plantas,
dedos, arenas, dientes,

la juventud contando

pétalos, cabelleras.

Contamos
los colores, los años,

las vidas y los besos,

en el campo
los bueyes, en el mar
las olas. Los navíos
se hicieron cifras que se fecundaban.
Los números parían.

Las ciudades

eran miles, millones,
el trigo centenares

de unidades que adentro

tenían otros números pequeños,
más pequeños que un grano.
El tiempo se hizo número.
La luz fue numerada

y por más que corrió con el sonido

fue su velocidad un 37.

Nos rodearon los números.

Cerrábamos la puerta,

de noche, fatigados,
llegaba un 800,

por debajo,
hasta entrar con nosotros en la cama,
y en el sueño
los 4000 y los 77

picándonos la frente

con sus martillos o sus alicates.
Los 5
agregándose
hasta entrar en el mar o en el delirio,
hasta que el sol saluda con su cero

y nos vamos corriendo
a la oficina,
al taller,

a la fábrica,

a comenzar de nuevo el infinito

número 1 de cada día.

Tuvimos, hombre, tiempo

para que nuestra sed
fuera saciándose,

el ancestral deseo

de enumerar las cosas

y sumarlas,

de reducirlas hasta

hacerlas polvo,
arenales de números.

Fuimos

empapelando el mundo

con números y nombres,

pero
las cosas existían,

se fugaban

del número,

enloquecían en sus cantidades,

se evaporaban

dejando
su olor o su recuerdo

y quedaban los números vacíos.

Por eso,

para ti

quiero las cosas.
Los números

que se vayan a la cárcel,
que se muevan

en columnas cerradas
procreando

hasta darnos la suma

de la totalidad de infinito
.
Para ti sólo quiero
que aquellos
números del camino
te defiendan

y que tú los defiendas.

La cifra semanal de tu salario

se desarrolle hasta cubrir tu pecho.

Y del número 2 en que se enlazan

tu cuerpo y el de la mujer amada

salgan los ojos pares de tus hijos

a contar otra vez
las antiguas estrellas

Y las innumerables

espigas

que llenarán la tierra transformada.
 
 


Nieto, R


Regla mnemótécnica
Soy π lema y razón ingeniosa
de nombre sabio que serie preciosa
valorando enunció magistral.
Por su ley singular bien medido
el grande orbe por fin reducido
fue al sistema ordinario usual. 

puede utilizarse como regla mnemotécnica para recordar las primeras 32 cifras del número π (3,1415926535897932384626433832795 ...):
 

 

Perich C., Danny


El Glotón
Como mi hambre aumentaba,
decidí un sandwich preparar,
a mi pan coloqué 1/8 de queso
y 1/8 de mortadela además.
Como aún me pareció pequeño,
3/8 de queso decidí agregar
y como si esto fuera poco,
de mortadela, 1/8 más
¡Si vieran la tremenda boca
que tuve que abrir para tragar!
y como es lógico, más tarde,
el dolor de estómago me hizo llorar.
Es que calculen la cantidad
de queso y mortadela, y entenderán
que vale más ser medido en la vida
porque todo exceso hace mal.

 


Pexegueiro, Alfonso
 
¿Serán os cisnes que volven?
Contan que arrastraban as súas formas e o seu
vacío aves na cidade, outras afirman
que buscaban o tempo...
¿serán os cisnes que volven?
UN POBO QUE EMIGRA TALADRANDO PEDRA
arrastrándose en círculos,
e todos correndo (e a morte saíu a abrazalos)
e ninguén nas rochas do tempo
ninguén na casa
ninguén cita
(o mariñeiro contempla as ondas en días de tormenta
e atopa perigoso o seu xogo)
e o vello tolo volvenda á casa, anque xa
hai anos
que
para sempre
desapareceu, para todos
o vello tolo
agora que o vento nos mece
vello arce
perigoso fenómeno o da tristeza no corpo
...
¿é quizais o cisne que volve?

 


Pimentel, Luis


¿Tú qué sabes?
¿Tu qué sabes...? 

¿Tu qué sabes dos milleiros de horas,

dos séculos que fixeron falla

para que os teus seos soporten agora a luz 

nun equilibrio perfeito,

para que iluminen esta milagrosa estancia?

¿E ise gran esforzo  de infinitos instantes
para pulir o marfil das túas coxas

e para que a túa frente

poida ser coroada polas rosas?

Milleiros de días e de noites
pra que o sixo dos teus pes

seña case lenes alas.

Pra que a túa voz non pese no aire, 

cántas ferramentas se teñen cegado.

Cantos silencios
pra que agora poidan as túas maos

cortar unha rosa na noite.

Cánto tempo ollando ó cero i á terra,

cántas olladas perdidas 

pra  que agora

poidas bagoar docemente

 


 
Río Sánchez, José del


Examen de estadística
¿Qué es la Estadística?
Es una ciencia fotográfica y adivinatoria
que procede en primera instancia
como una película,
donde graban sus números
la realidad y la apariencia.
Cruza después al otro lado
para vaticinar el éxito
o embalsamar la ruina,
pues el oráculo de sus campanas
siempre se puede modular
eligiendo los prismáticos adecuados
¿Para qué sirven las estadísticas?
Para generar hambres y vender tapaderas,
para dictar la norma
e imponer su razón
Con ellas se averigua cómo y cuando
llamar a la oración y al voto,
a la guerra y a la trashumancia,
a la risa y al tributo.
Ni las ovejas negras
pueden huir de sus dominios

 

 

Salinas, Pedro


Escorial II
En vez de soñar, contar.
La fachada del oeste
tiene
seiscientas doce ventanas.
Por la primavera van
en su cielo, hacia el domingo
una, dos, tres, cuatro, cinco
nubes blancas.
Yo te quiero a ti, y a ti
y a ti.
A tres os quiero yo.
A las doce el tiempo da
doce campanadas.
Y ya no podrá escapárseme
en las volandas del sueño
la mañana. Haré la raya
para ir sumando: seiscientas
doce, más cinco, más tres,
más doce.
¡Qué felicidad igual
a seiscientas treinta y dos!
En abril,al mediodía
cuenta clara.

 

La voz a ti debida
S¡, ¡todo con exceso!
¡La luz, la vida, el mar!
Plural, todo plural,
luces, vidas y mares.
A subir, a ascender
de docenas a cientos,
de cientos a millar,
en una jubilosa
repetición sin fin,
de tu amor, unidad.
Tablas, plumas y máquinas
todo a multiplicar,
caricia por caricia
abrazo por volcán.
Hay que cansar los números.
Que cuenten sin parar,
que se embriaguen contando,
y que no sepan ya
cuál de ellos ser el último;
¡qué vivir sin final!
Que un gran tropel de ceros
asalte nuestras dichas
esbeltas, al pasar,
y las lleve a su cima.
Que se rompan las cifras,
sin poder calcular
ni el tiempo, ni los besos.
Y al otro lado ya
de cómputos, de sinos,
entregarnos a ciegas
-¡exceso, qué penúltimo!-,
a un gran fondo azaroso
que irresistiblemente
está
cantándonos a gritos
fúlgidos de futuro:
"Eso no es nada aún.
Buscaos bien, hay más."

 

 

 

Soddy, Frederic


Pueden besarse los labios, dos a dos.
Pueden besarse los labios, dos a dos,

sin mucho calcular, sin trigonometría;

mas ¡ay! no sucede igual en Geometría,

pues si cuatro círculos tangentes quieren ser
y besar cada uno a los otros tres,

para lograrlo habrán de estar los cuatro
o tres dentro de uno, o alguno

por otros tres a coro rodeado.
De estar uno entre tres, el caso es evidente
pues son todos besados desde afuera.

Y el caso tres en uno no es quimera,

al ser éste uno por tres veces besado internamente.
Cuatro círculos llegaron a besarse,

cuanto menores tanto más curvados,
y es su curvatura tan sólo la inversa

de la distancia desde el centro.
Aunque este enigma a Euclides asombrara,

ninguna regla empírica es necesaria:

al ser las rectas de nula curvatura

y ser las curvas cóncavas tomadas negativas,

la suma de cuadrados de las cuatro curvaturas
es igual a un medio del cuadrado de su suma.
Espiar de las esferas
los enredos amorosos

pudiérale al inquisidor

requerir cálculos tediosos,

pues siendo las esferas más corridas,

a más de un par de pares
una quinta entra en la movida.
Empero, siendo signos y ceros como antes
para besar cada una a las otras cuatro.
El cuadrado de la suma de las cinco curvaturas

ha de ser triple de la suma de sus cuadrados 
 
 

Storni ,  Alfonsina
El dulce daño

Esta noche al oído me has dicho dos palabras
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
—Que digo sin quererlo— ¡oh, qué bella, la vida!—
tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.
...


Szymborska. Wislawa
Escritora polaca, premio nobel de literatura.
Estas tres traducciones del poema "El número Pi" son un ejemplo de como de la misma obra se pueden obtener tres resultados diferentes.
En una de las traducciones hay un claro error, (puede ser debido a la traducción o bien simple errata a la hora de mecanografiar el texto; así me llegó y así queda... como un pequeño ejercicio para el lector).



El número Pi
El admirable número Pi

tres coma uno cuatro uno.

Las cifras que siguen son también preliminares
cinco nueve dos porque jamás acaba.

No puede abarcarlo seis cinco tres cinco la mirada,

ocho nueve ni el cálculo

siete nueve ni la imaginación,
ni siquiera tres dos tres ocho un chiste, es decir, una comparación

cuatro seis con cualquier otra cosa

dos seis cuatro tres de este mundo.
La serpiente más larga de la tierra suma equis metros y se acaba.

Y lo mismo las serpientes míticas aunque tardan más.

El séquito de digitos del número Pi
llega al final de la página y no se detiene,
sigue, recorre la mesa, el aire,

una pared, una hoja, un nido de pájaros, las nubes, hasta llegar

directo al cielo,

perderse en la insondable hinchazón del cielo.

¡Qué breve la cola de un cometa, cual la de un ratón!
¡Qué endeble el rayo de un astro si se curva en la insignificancia

del espacio!
Mientras aqui dos tres quince trescientos diecinueve

mi número de teléfono la talla de tu camisa

el año mil novecientos sesenta y tres sexto piso
el número de habitantes sesenta y cinco céntimos

dos pulgadas de cintura una charada y un mensaje cifrado
que dice vuela mi ruiseñor y canta

y también se ruega guardar silencio,

y se extinguirán cielo y tierra,

pero el número Pi no, jamás,

seguirá su camino con su nada despreciable cinco
con su en absoluto vulgar ocho
con su ni por asomo postrero siete,

empujando, ¡ay!, empujando a durar

a la perezosa eternidad.

 

El número Pi
El número Pi es digno de admiración
tres coma uno cuatro uno
todas sus cifras siguientes también son iniciales 

cinco nueve dos, porque nunca se termina.

No permite abarcarlo con la mirada seis cinco tres cinco
con un cálculo ocho nueve

con la imaginación siete nueve
o en broma tres dos tres, es decir, por comparación

cuatro seis con cualquier otra cosa 

dos seis cuatro tres en el mundo.

La más larga serpiente después de varios metros se interrumpe

Igualmente, aunque un poco más tarde, hacen las serpientes fabulosas.
El cortejo de cifras que forman el número Pi 

no se detiene en el margen de un folio, 

es capaz de prolongarse por la mesa, a través del aire, 

a través del muro, de una hoja, del nido de un pájaro,
las nubes, directamente al cielo

a través de la total hinchazón e inmensidad del cielo.

¡ Oh qué corta es la cola del cometa, como la de un ratón!

¡ Qué frágil el rayo de la estrella que se encorva en cualquier espacio!
Pero aquí dos tres quince trescientos noventa

mi número de teléfono la talla de tu camisa 

año mil novecientos setenta y tres sexto piso
número de habitantes sesenta y cinco décimos
la medida de la cadera dos dedos la charada y el código 

en la que mi ruiseñor vuela y canta 

y pide un comportamiento tranquilo
también transcurren la tierra y el cielo 
pero no
el número Pi, éste no,
é l es todavía un buen cinco 

no es un ocho cualquiera 

ni el último siete 

metiendo prisa, oh, metiendo prisa a la perezosa eternidad 

para la permanencia.


El número Pi
Digno de admiración es el número Pi
tres coma catorce.
Todas sus cifras siguientes también son iniciales,

quince noventa y dos porque nunca se termina.

No se deja abarcar sesenta y cinco treinta y cinco con la mirada,

ochenta y nueve con los cálculos

setentan y nueve con la imaginación

y ni siquiera treinta y ocho con una broma o sea comparación

cuarenta y seis con nada

veintiséis cuarenta y tres en el mundo.

La serpiente más larga de la tierra después de muchos metros se acaba.

Lo mismo hacen aunque un poco después las serpientes de las fábulas.

La comparsa de cifras que forma el número Pi
no se detiene en el borde de la hoja,

es capaz de continuar por la mesa, el aire,
l
a pared, la hoja de un árbol, un nido, las nubes, y así hasta el cielo,

a través de toda esa hichazón e incomensurabilidad celestiales.

Oh, qué corto, francamente rabicorto es el cometa.

¡En cualquier espacio se curva el débil rayo de una estrella!

Y aquí dos treinta y uno cincuenta y tres diecinueve

mi número de teléfono el número de tusd zapatos

el año mil novecientos setenta y tres piso sexto

el número de habitantes sesenta y cinco céntimos
centímetros de cadera dos dedos charada y mensaje cifrado,

en la cual ruiseñor que va a Francia

y se ruega mantener la calma
y también pasarán la tierra y el cielo,
pero no el número Pi, de eso ni hablar,

seguirá sin cesar con un cinco en bastante buen estado,

y un ocho, pero nunca uno cualquiera,

y un siete que nunca será el último,

y metiéndole prisa, eso sí, metiéndole prisa a la perezosa eternidad para que continúe.


El gran número
Cuatro mil millones de gentes sobre esta tierra,
y mi imaginación es la que era.
No se le dan bien los grandes números.
Sigue conmoviéndola lo particular.
vuela en la penumbra cual luz de linterna,
revela sólo los primeros rostros de la fila,
mientras el resto se pierde en el abismo ciego,
en el no pensamiento, en el no olvido.
Pero esto, ni el mismo Dante lo dentendría.
Y que decir cuando una no lo es,
aun con todas las musas a mi lado.


Un terrorista: Él observa
La bomba explotará en el bar a las trece veinte.
Ahora apenas son las trece y dieciséis.
Algunos todavía tendrán tiempo de salir.
Otros de entrar.
El terrorista ya se ha situado al otro lado de la calle.
Esa distancia lo protege de cualquier mal
y se ve como en el cine:
Una mujer con una cazadora amarilla: ella entra.
Un hombre con unas gafas oscuras: él sale.
Unos chicos con vaqueros: ellos están hablando.
Trece y diecisiete y cuatro segundos.
Ese más bajo tiene suerte y sube a una moto,
y ese más alto entra.
Trece diecisiete y cuarenta segundos.
Una niña: ella va andando con una cinta verde en el pelo.
Sólo que de repente ese autobús la tapa.
Trece dieciocho.
Ya no está la niña.
Habrá sido tan tonta como para entrar, o no,
eso ya se verá cuando vayan sacando.
Trece diecinueve.
Y ahora como que no entra nadie.
En vez de entrar aún hay un gordo calvo que sale.
Pero parece que busca algo en sus bolsillos y
a las trece veinte menos diez segundos
vuelve a buscar sus miserables guantes.
Son las trece veinte.
Qué lento pasa el tiempo.
parece que ya.
Todavía no.
Sí, ahora.
Una bomba: la bomba explota.

 

 

 

Unamuno, Miguel de


Canción de rueda (2)
2x2 son 4
2x3 son 6,
¡ay qué corta vida
la que nos hacéis!
3 x3 son 9
2x5 10
¿volverá a la rueda
la que fue niñez?
6x3 18
10 x 10 son 100.
¡Dios! ¡No dura nada
nuestro pobre bien!
infinito y cero
¡la fuente y el mar!
¡Cantemos la tabla
de multiplicar!

 

 

 

Valle Inclán, Ramón María del


Por el Sol  se enciende mi verso retórico
Por el Sol  se enciende mi verso retórico
que hace geometría con el español,
y en la ardiente selva de un mundo alegórico,
mi flauta preludia: Do - Re - Mi - Fa - Sol.
¡Áurea Matemática! ¡Numen Categórico1
¡Logos de las Formas! ¡Teología Crisol!
¡Salve, Sacro Pneuma! Canta el Pitagórico
Yámbico, Dorado número del Sol
El Sol es la ardiente fuente que provoca
las Ideas Eternas en vaso mortal.
Por el encendido canto de su boca,
es la Geometría Ciencia Teologal.
Sacro Verbo métrico redime a la Roca
del mundo. Su estrella trasciende al Cristal.
 
Rosa métrica
¡Número Celeste! ¡Geometría Dorada!
¡Verso Pitagórico! ¡Clave de Cristal!
¡Canto de Divina boca en llamarada!

¡Verso del Ardiente Pentáculo Astral


!

Las pomas del seno Diana Cinegética

timbra con tu ardiente alusión carnal,
divina promesa que enciende la estética
del fauno, rugiente de furia nupcial.


Con feliz congoja, con mítico insulto

panida, arrebatas mi sangre en tumulto,

áurea solfa del Dorado Facistol. 


Rosa Alejandrina, tu sentido oculto

promueve los ritmos heroicos del culto

apolíneo. ¡Rosa Métrica del Sol!
 

 

 

Velázquez (1988)


Soneto
Yo guardo en mi baúl matemático
asíntotas, entornos, integrales
y el punto, que es tan ralo y axiomático.
Tomando las funciones de gramático
reciclo palabrejas magistrales:
afijos, decrementos, ideales;
y pretendo ser claro y sistemático.
¿Más cómo han de faltar en esta glosa
los vectores, el pi de tanta fama,
la tangente, de imagen tan hermosa,
la bella derivada, que es su hermana?
Hay mucho que nombrar, hay tanta cosa
que acaso precise otra mañana.
 

 

Verón, José


Balada de los números
Un monte me sostiene y el sol traza mi sombra.
Bajo el peso ligero de mis ojos
los números se extienden,
signos en la materia polícroma del valle.
Junto al camino;
al amparo del único ciprés,
los huesos de un centauro son la nada,
lo que un cero perdido significa.
Pero el árbol esbelto y verde oscuro,
el ciprés solitario de funeral ternura,
es la unidad, lo simple, lo que empieza.
Y ese abrirse la estrada en dos senderos,
como el eco sonoro y los amantes,
trama el sentido del número segundo.
Y las hojas menudas del trébol atrevido
que, retando a mis pies, surge del suelo
¿no son principio, centro y fin, como reclama
el tres para ser cifra?.
Si mis brazos extiendo y miro el horizonte,
siento cruzar los puntos cardinales:
cuatro,
y en ellos flota el viento caprichoso
que el fuego misterioso siembra de humo,
y la tierra y el agua se cortejan
con fluvial armonía.
En lo agreste hay un cinco,
digital y bucólico,
que significa paz.
Desde el valle se aniebla
la sangre de los números
Veo un seis en el paisaje vivo,
en la hermosa parcela de universo
que la tarde y el tiempo seducen con amor
Lejos,
heredero de lluvias,
el puente celestial del Arco Iris:
siete colores presta al firmamento,
y la leyenda eterna, siete enigmas
Hay quietud; todo es perfecto y mesurado
como si fuese un ocho la campiña.
Tal vez las nueve musas no están lejos
de la alameda que ríe junto al río,
y el cielo sea un diez incontenible y puro.
Ocultos al orgullo de las urbes,
los números construyen sinfonías
y definen aromas planetarios,
espejos del infinito y de la nada.
 

 
 

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Libro Segundo de las Geórgicas:
No hay número cabal, ni importa nada
en un número tenerlo reducido,
que si se quisiere alguno, o si le agrada
saberlo, es desear tener sabido
quántas arenas turba en la espaciada
playa de Libia, el zéfiro movido;
o quánta ola viene a la ribera,
quando el fiero levante el mar altera.

 

 
Zorrilla, José
 
Corriendo van por la vega
a las puertas de Granada

hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.

Al entrar en la ciudad,

parando su yegua blanca, 

le dijo éste a una mujer

que entre sus brazos lloraba:
«Enjuga el llanto, cristiana
no me atormentes así,

que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.

Tengo un palacio en Granada,

tengo jardines y flores,
t
engo una fuente dorada
con más de cien surtidores,

y en la vega del Genil

tengo parda fortaleza,

que será reina entre mil

cuando encierre tu belleza
(...)
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.