UN MANTO FRÍO
Un manto frío, negro como la soledad más absoluta, cubrió su alma y la alimentó de una esperanza tan absoluta, que en sus ojos no volvió a brillar una mirada de amor, empatía o compasión. De su rostro desapareció la sonrisa y en su corazón no quedó sitio para la vida. No murió cuando se internó mar adentro y sus pulmones dejaron de respirar, lo hizo la noche que entendió que él... no la sabía amar.
Mano Figuéira. 2019.