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CURIOSIDADES ETIMOLÓGICAS

IACEO

Existen tres posiciones básicas para el hombre: estante, sedente y yacente. Esta última, la de “estar tumbado, estar echado”, de donde se seguirá la de “estar abatido” y posteriormente “estar muerto”, se expresa mediante el verbo iaceo, de donde tendremos yacer.

En escultura hablamos de postura yacente frente a la sedente, estante u orante. El lugar donde uno está tumbado es la yacija, que puede entenderse tanto en el sentido de “cama” como en el de “féretro”, dependiendo del estado de quien está tumbado. De los estratos que hay en un lugar hablamos de yacimiento, término que normalmente se vincula al mundo de la arqueología. Para los arqueólogos es importante observar las jacillas (<iacilia) o huellas que un objeto ha dejado en la tierra sobre la que ha estado durante un tiempo. Excavan para ver qué subyace a las capas más superficiales; lo mismo que el investigador, el policía debe profundizar para ver las causas subyacentes o adyacentes a una investigación.

Junto al verbo intransitivo, que marca únicamente el estado de la persona, tenemos el transitivo, iacio, que es “lanzar, disparar, proferir”. Derivado de un verbo iaculor tenemos la jaculatoria, que es como un dardo, un jáculo, una plegaria que se lanza contra la divinidad para herirla y provocar que nos escuche. Pero tenemos eyacular y eyaculación, donde vemos claramente la idea de “lanzar con fuerza desde”, que, aunque se refiere a cualquier líquido, el uso del término ha hecho que se especialice en la expulsión del semen; y también el menos usado eyectar, “expulsar con fuerza”, que es echar fuera de sí aquello que sobra, realizar la deyección, que aun siendo cultismos se usan en lenguajes rurales como los eufemismos.

Pero también se puede “echar en “, es decir inyectar, que puede ser desde dinero en una sociedad en quiebra, hasta cemento en la base de un edificio que amenaza ruina, pasando por la moral en un grupo desencantado, etc. Todo ello son inyecciones. Y lo son las que se inyectan en coches con dispositivo TDI (Turbodiesel Direct Injection), tipo de motor con cámara de combustión, cuyo concepto de inyección directa se remonta al origen mismo del motor diésel. Anteriores son los aviones jet (<to jeter) o de propulsión a chorro. De ahí derivará más tarde la jet set, concepto utilizado para describir a una élite de personas ricas que participan en actividades sociales inalcanzables para el común de los mortales, y que tras largos viajes sienten el jet lag, trastorno físico provocado por el desfase horario entre el punto de partida y de llegada, cosa que sí es común a todos los mortales. El término derivó del estilo de vida de este grupo exclusivo que acostumbra a trasladarse en aviones (jet aircrafts en inglés). Esta gente a veces resulta jactanciosa, se jactan de poder disponer de su tiempo, dinero, personas…

Podemos arrojar algo hacia adelante, es decir, proyectar. Y eso precisamente es nuestro proyecto de vida, algo que tenemos ante nuestros ojos. En el armamento griego antiguo ya existían los proyectiles, aquellos que se arrojaban con fuerza hacia adelante; pero también podemos objetar. En los primeros años de la democracia, quienes no querían hacer el servicio militar podían declararse objetores de conciencia, y realizaban un servicio social sustitutorio por el mismo período de tiempo. Si vemos algo delante de nosotros, un objeto arrojado a nuestra vista sin que nos afecte directamente, podemos conjeturar de qué se trata.

En la Edad Media esta raíz había dado palabras como trasechador, “prestidigitador”. Del francés jeter vino jeton, que proporcionó nuestro guitón, “especie de ficha que se utilizaba en el juego”; y gitar como “echar, vomitar”.

Hay etapas en la vida en las que algunas personas nos echan un pulso; pueden sentirse un desecho de la sociedad,  rechazadas, abyectas, aunque no hayan hecho nada malo. Debemos convencerlas de que tienen un punto de vista subjetivo, que depende de ellos mismos, que está pendiente del sujeto. En esas situaciones es difícil ser objetivo.

De amicio, “echar alrededor”, verbo que en latín indicaba la forma de colocarse determinadas prendas rodeando a la persona, frente a la vestimenta que se introduce por la cabeza, tenemos amito, prenda relegada hoy en día al lenguaje eclesiástico, que se coloca el sacerdote alrededor del cuello, bajo el alba, como motivo higiénico.

 

 

 



story | by Dr. Radut