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CURIOSIDADES ETIMOLÓGICAS

HABEO.

“Tener”, la idea de posesión tan arraigada en la naturaleza humana. Los latinos tuvieron dos formas de expresar –no intercambiables- la idea de posesión. En español hemos heredado tan sólo una, la que ellos expresaban con el verbo habere .

Lo conservamos en el verbo haber, que significa tener, propiamente, y en el deber (de+habere), que es “tener algo de otro”, y por ello expresa la idea de la deuda(<debita).En los libros de contabilidad podemos ver el debe y el haber, es decir, lo que tengo de otro (deudas), lo que adeudo, y lo que tengo mío.

Quien tiene algo, especialmente unas condiciones o aptitudes para alguna cosa determinada, físicas o mentales, es hábil, y quien no las tiene es débil (de+habilis). Cuando hacia 1962 se descubrieron en Tanzania instrumentos líticos, probablemente confeccionados por un hombre, se dio a ese homínido que vivió en un período entre 1,9-1,6 millones de años antes de nuestra era, el título  de Homo habilis.

A alguien que ha abusado de sus habilidades se le puede inhabilitar en el cargo, en su profesión, en su quehacer, aunque, pasado un tiempo, exista la posibilidad de su rehabilitación, palabra que se aplica sobre todo a la recuperación de unas condiciones físicas que se poseían tras haberlas perdido, especialmente tras un accidente, una debilidad o una enfermedad.

Del verbo latino habeo deriva el frecuentativo habito, “ocupar un lugar, vivir en él”, de donde habitar, habitación, hábitat y habitáculo (pequeño recinto donde se guarda algo concreto). En los barcos había una especie de caja fuerte donde se guardaba el cuaderno en el que el capitán iba apuntando las rutas, las novedades, las incidencias, el diario de navegación, algo que no podía perderse ni podía ir de mano en mano. Dada su importancia para llegar a buen puerto se custodiaba en aquel habitáculo, y se conserva aún en textos medievales la palabra “bitácula”, que dio con el tiempo la expresión “cuaderno de bitácora”.

El ganado o conjunto de animales domésticos constituía propiamente en algunas partes de España los bienes del hombre del campo, todo lo que tenía, y recibía el nombre de haberío. Ello le proporcionaba cierto bienestar, por lo que haberoso es un adjetivo hoy en desuso para aludir al rico.

El hábito es la manera de ser, las costumbres, que derivará en el sentido de aspecto externo, y de ahí en el de porte o vestimenta que se lleva. Ya sabemos que el hábito no hace al monje, pero puede ayudarlo en algún momento, sobre todo si lo lleva habitualmente. Algunos clérigos no lo dejaban por ser prebendados, por haber conseguido una prebenda (<praebenda<praehabenda) o beneficio eclesiástico, una canonjía. La desamortización de Mendizábal (1835) quitó sus posesiones a las órdenes monásticas y expulsó a los monjes, en consecuencia los monasterios quedaron deshabitados. Con el tiempo, fueron de nuevo llenándose de habitantes, de monjes que provenían de Francia principalmente. En esa nueva repoblación surgieron algunos místicos a finales del siglo XIX que hablan de la inhabitación de Dios en el alma.
Hay personas que cohabitan con otras, comparten techo pero no vida íntima. En el centro de las grandes ciudades suele haber casas deshabitadas por los precios prohibitivos de las habitaciones.

Lo que poseemos podemos exhibirlo y, en ese caso, seremos unos exhibicionistas, nombre que suele darse a quien exhibe en público lo más personal e íntimo que posee, sus órganos genitales; o bien podemos inhibirnos, es decir, “tener dentro, reprimir”. Los tímidos suelen cohibirse, “encerrarse en su habitación interior, reprimirse”.

 

 

 



story | by Dr. Radut