El bípedo implume.
La expresión se ha extraído de la obra platónica titulada Definiciones (Hóroi) en griego, una de las cuales se refiere al hombre en cuanto ser viviente, aunque el filósofo la expresa de forma asindética y en orden inverso: “el hombre es un animal implume (ápteron), bípedo (dipoun).
Según Diógenes Laercio, el otro Diógenes, el Cínico, para mofarse de Platón (con quien no mantenía buenas relaciones) y de su definición, tras desplumar a un gallo, lo echó en el interior de su escuela y dijo: ¡He aquí el hombre de Platón!. Por esto, Platón añadió el adjetivo platyónykhos, “de uñas planas”, también en asíndesis con los otros dos y por contraste con las uñas corvas del gallo o de cualquier ave. Y, a modo de cláusula, el filósofo, elevándose por encima del mundo sensible, proclama su concepto metafísico del hombre: “y es el único ser capaz de recibir el conocimiento por medio de la palabra”.
