Los hijos del capitán Grant

            “Los hijos del Capitán Grant” es una novela del escritor francés Jules Verne ambientada en 1864 y 1865. Pero lo cierto es que puede ser tratada casi como una guía de viajes, pues Verne “aprovecha” la circunstancia de que ha modelado unos personajes bien informados, para dar a conocer a través de ellos un sinfín de datos demográficos, históricos, sociales, o culturales sobre cada país, región o territorio que van encontrándose en su ruta.

            En cambio, el factor que le otorga a este libro la clasificación de novela es la historia que sirve de excusa para el gran viaje y las innumerables aventuras, contratiempos y adversidades que llegan a acercar a los protagonistas a la muerte en más de una ocasión. Todo empieza con el hallazgo en un viaje de recreo de lord Glenarvanpor las costas de Escocia de un documento escrito en inglés, francés y alemán en el que se llega a la conclusión de que alguien pide auxilio por un naufragio en los mares de la Patagonia. Quien se ha perdido en alta mar resulta ser el capitán Grant y dos de sus marinos.

            Los hijos del capitán Grant (Mary y Robert) acuden a la residencia de lady Elena y lord Glenarvan para que organicen una expedición de búsqueda de su padre. Se decide partir a bordo del buque Duncan, y los primeros días del viaje se descubre a un inesperado y peculiar pasajero alojado en el camarote número 6, el reputado geógrafo francés Jacques Paganel. El estudioso había acabado en el Duncan creyendo que iba en el Scotia dirigiéndose a las Indias, por un despiste; pero a cambio de eso aceptó viajar junto con la tripulación del Duncan para estudiar las localizaciones en las que acabasen. Son esta clase de despistes los que caracterizan a este gracioso personaje, de los que él mismo se ríe constantemente.

            Si quieres descubrir el estado final del capitán Grant, viajar en esta expedición para conocer “de lejos y de cerca” a la vez lugares como Chile, Argentina, Australia, Nueva Zelanda e islas paradisíacas como Tristán de Acuña, Ámsterdam o Tabor, reírte de los despistes de Paganel, o simplemente aventurarte junto a Mary y Robert en la esperanzada y desesperada búsqueda de su padre, te recomiendo leer esta obra de Jules Verne.

                 

Samuel Fernández     4º C

                                                                                

 

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