Skip to Content

libro_mes

Abril 2023

Algo que quería contarte  de  Alice Munro

        Recompilación de trece contos  que recollen as duras condicións de vida no campo e as probas ás que son sometidos os personaxes ao longo da súa existencia. As mulleres serán as verdadeiras protagonistas destes contos e os homes, o reflexo das súas ilusións ou os seus medos. Velaquí algúns dos títulos: La barca abandonada, Caminar sobre el auga, Marrakech, Dime sí o no, Verdugos, El valle de Ottawa, Cómo conocí a mi marido, El perdón en las familias. Unha presentación da vida cotiá da xente común, xente austera, silenciosa, tantas veces pobre, que garda os seus segredos e que a narradora, de xeito empático, intelixente e sutil irá revelando paseniño.

    “(…) —Desde luego, sabe cómo fascinar a las mujeres —le dijo Et a Char.
    No advirtió si se quedaba más pálida al oír ese comentario, porque Char era muy pálida por naturaleza. Ahora, con todo el pelo blanco, parecía un fantasma. Pero seguía siendo bella, eso no lo perdía.
    —No le importan ni la edad ni la talla —insistió Et—. Supongo que para él es tan natural como respirar. Solo espero que esas pobres no se dejen engatusar.
    —Yo no me preocuparía —dijo Char.
    El día anterior, Et había aceptado la invitación de Blaikie Noble para ir a una de sus visitas guiadas y oír su perorata. A Char también la invitó, pero naturalmente ella no fue. Blaikie Noble llevaba un autocar. La parte de abajo estaba pintada de rojo y la de arriba a rayas, imitando un toldo. En los lados se leía: EXCURSIONES AL LAGO, TUMBAS INDIAS, JARDINES DE PIEDRA CALIZA, MANSIÓN DEL MILLONARIO, BLAIKIE NOBLE, CHÓFER, GUÍA. Blaikie tenía una habitación en el hotel, y también trabajaba en los jardines, con un ayudante, cortando el césped y podando los setos y cavando los arriates. Qué bajo ha caído, dijo Et a principios de verano cuando se enteraron de que había vuelto. Char y ella lo conocían de los viejos tiempos.
    Así que Et se encontró apretujada en su autocar con un montón de desconocidos, aunque antes de que acabara la tarde había hecho varias amistades y se había comprometido a ensanchar un par de chaquetas, como si no tuviera ya bastante trabajo. Eso daba igual, su propósito era observar a Blaikie.
    ¿Y qué tenía para enseñar? Unos montículos cubiertos de hierba bajo los que yacían indios muertos, una parcela llena de pedruscos grisáceos tristes —con formas caprichosas parecidas remotamente a plantas (allí podía estar el cementerio, si querías)— y una monstruosidad de caserón antiguo construido con el dinero del alcohol ilegal. Explotaba todo al máximo. Un discurso histórico sobre los indios, luego un discurso científico sobre la piedra caliza. Et no tenía manera de saber cuánto había de verdad en las cosas que contaba. Arthur lo sabría; pero Arthur no estaba allí, allí no había más que mujeres bobas deseando caminar al lado de Blaikie al ir o al volver de los lugares de interés, charlar con él mientras tomaban el té en el Pabellón de Roca, deseando sentir su recia mano bajo el codo, la otra mano cerca de la cintura, cuando las ayudaba a bajar del autocar («Yo no soy una turista», le susurró Et tajantemente cuando lo intentó con ella).
    Les contó que la casa estaba embrujada. Era la primera vez que Et oía esa historia, y había vivido a quince kilómetros de allí toda la vida. Una mujer había matado a su marido, el hijo de un millonario, o por lo menos se sospechaba que lo había matado.
    —¿Cómo? —exclamó una señora, con una vehemencia desaforada.
    —Ah, las señoras siempre están ansiosas por conocer los medios —dijo Blaikie con una voz untuosa, cargada de sorna y ternura—. Fue con un veneno lento. O eso dijeron. Todo son rumores, habladurías del lugar. —(«Del lugar y un cuerno», protestó Et para sus adentros)—. Por lo visto no le gustaban las amigas que frecuentaba. A la esposa. No, no.
    Les contó que el fantasma vagaba de un lado a otro por el jardín, entre dos hileras de abeto azul. Quien se paseaba no era el hombre asesinado, sino la esposa, entre lamentos. Blaikie sonreía con aire compungido a los pasajeros del autocar. Al principio Et pensó que sus atenciones eran falsas, un vulgar señuelo para contentar a la clientela, pero poco a poco empezó a cambiar de idea. Se inclinaba hacia cada mujer con la que hablaba, sin importar lo gorda o escuálida o boba que fuera, como si deseara encontrar algo único en ella. Tenía una mirada dulce y risueña, pero seria, concentrada (¿era esa la mirada que los hombres tenían después de hacer el amor, y que ella nunca vería?), que le hacía parecer un buceador hundiéndose en las profundidades del mar, a través de la inmensidad y el frío y los restos sumergidos, para descubrir ese algo único que deseaba encontrar de todo corazón, algo pequeño y precioso, difícil de hallar, tal vez como un rubí en el fondo del mar. Le habría gustado describirle esa mirada a Char. Seguro que Char la había visto, pero ¿sabía ella con qué facilidad se prodigaba?

    Char y Arthur habían estado planeando un viaje ese verano para ver el parque de Yellowstone y el Gran Cañón, pero no fueron. Arthur sufrió una serie de mareos justo al final de curso, y el médico le obligó a guardar cama. Salieron varios achaques. Era anémico, tenía arritmias y un problema de riñones. Et temió que fuese leucemia. Se despertaba por la noche de preocupación.
    —No seas tonta —dijo Char con serenidad—. Es solo agotamiento.
    Arthur se levantaba al anochecer y se quedaba en bata. Blaikie Noble iba a visitarlo. Decía que su habitación en el hotel era un agujero encima de la cocina, estaban intentando cocerlo al vapor. Por eso apreciaba el fresco del porche. Jugaban a los juegos preferidos de Arthur, juegos de maestro de escuela. Jugaron a uno de geografía, y también a ver quién conseguía formar más palabras a partir del nombre Beethoven. Ganó Arthur. Sacó treinta y cuatro. Estaba pletórico.
    —Cualquiera diría que has encontrado el Santo Grial —dijo Char.
    Jugaban a «¿Quién soy?». Cada uno tenía que elegir un personaje, real o imaginario, vivo o muerto, humano o animal, y los demás intentaban adivinarlo en veinte preguntas. Et supo quién era Arthur a la decimotercera pregunta. Sir Galahad.
    —Nunca creí que lo adivinaríais tan pronto.
    —He recordado lo que ha dicho Char del Santo Grial.
    —«Tengo la fuerza de diez hombres —recitó Blaikie Noble el poema de Tennyson— porque mi corazón es puro.» No sabía que lo recordara.
    —Deberías haber sido el rey Arturo —dijo Et—. Te llamas como él.
    —Es verdad. El rey Arturo se casó con la mujer más bella del mundo.
    —Ya —dijo Et—. Todos conocemos el final de esa historia.
    Char entró en el salón y empezó a tocar el piano a oscuras.

        The flowers that bloom in the spring, tra-la,
        Have nothing to do with the case...

    Cuando llegó Et, sin aliento, aquel junio pasado, y le preguntó:
    —¿A que no adivinas a quién he visto por la calle en el centro?
    Char, que estaba de rodillas recogiendo fresas, contestó:
    —A Blaikie Noble.
    —Le has visto.
    —No, simplemente lo he sabido. Creo que lo he sabido por tu voz.
    Un nombre que no se había mencionado entre ellas desde hacía treinta años. En ese momento, Et estaba demasiado asombrada para pensar en la explicación que se le ocurrió más tarde. ¿Por qué iba a ser una sorpresa para Char? En este país había un servicio postal, y lo había habido siempre.
    —Le he preguntado por su mujer —dijo—. La de los muñecos. —(Como si Char no se acordara)—. Dice que murió hace mucho tiempo. No solo eso. Se casó con otra y también está muerta. Ninguna de las dos debía de ser rica. ¿Y dónde está todo el dinero de los Noble, del hotel?
    —Nunca lo sabremos —dijo Char, y se comió una fresa (pp. 9-13 )

 

Se premes aquí podes escoitar e ler algún fragmento máis.

Na nosa biblioteca tamén podes atopar, da mesma autora, Demasiada felicidad.

 

Data: 
Xov, 30/03/2023 - 09:08

Marzo 2023

As malas mulleres  de  Marilar Aleixandre

     Novela que narra a situación das mulleres presas nos cárceres galegos na segunda metade do s. XIX e tamén o protagonismo de Concepción Arenal ou Juana de Vega a prol da dignificación das reclusas. Na Galera de A Coruña as reclusas viven sometidas á incomprensión, á infamia e ao trato inhumano e mergulladas nuns muros case infranqueables de silencio e esquecemento onde a sororidade, a aprendizaxe dun oficio e a importancia da lectura se converten na forza motriz e na esperanza para moitas delas.

    “(…) Nas salas todo está sucio; é raro ver un xergón que non estea manchado, unha pelica que non alcatree, un chan que non dea noxo. Mesmo a roupa limpa está sucia e iso acontece en todas as salas. Non puiden entrar na cociña, máis é de supoñer como a terán quen sae dela morriñento e cotroso, guinda o pan sobre as camas (moitas sen nada que cubra o xergón), onde ás veces cae sobre esgarros ou sangue; quen leva a galiña na man, mais que man!
    Outra consecuencia do desaseo son os insectos, mal terrible. Chinchas e carrachos que zugan o sangue, piollos causantes de proídos, pulgas que chimpan dunha cama a outra e a sarna, que eu considero a máis temible, escaravellando por baixo da pel. As roupas de vestir das presas, cando van limpas, adoitan contaminarse no roupeiro coas que están infectadas. Así volven unha e outra vez ás internas, sendo unha das causas da propagación deses animais tan repugnantes para as persoas libres, e que tanto mortifican ás míseras condenadas. (pax. 19)
    (...) Á noite, por veces, acorda desterrida oíndo chorar un neno. Abre os ollos, mais non está na casiña senón no xergón. Talvez algunha das mulleres se laiase en soños. Noutro dormitorio hai reclusas que teñen fillos. Nos seus oídos o choro soou á voz dun neno, a do seu irmanciño Xaquín.
    O primeiro fillo que paríu Encarna, de nome Manuel, naceu no medio do mes de xullo de 1846, un ano antes ca ela. El naceu en agosto, fará dezaseis anos nuns meses. Puxéranlle Francisca pola avoa, aínda que nunca lle chamaron outra cousa que Sisca. Até estes días non matinara en que Encarna tiña dezasete anos, pouco máis do que el agora, ao nacer Manuel; contáralle que casaran tres meses antes. Dous anos despóis dela, en xullo,  paríu unha filla, Rosa, que viviu dezasete días. Aínda virían catro meniños máis: Nola, Rafael, que naceu no ano do cólera e morreu ao día seguinte, Xaquín e Marica. Desde os sete anos Sisca tiña conta dos que viviron, sendo a máis vella das rapazas e a nai con pouca saúde e menos solaz. Nola e máis ela ían coa nai ao río lavar a roupa doutra xente e mais a súa. O último meniño nacera morto un ano de fame e a nai perdeu tanto sangue que houbo morrer. Despois, cantas veces diría pobres de nós, viñeron as desgrazas todas. O que non quere lembrar.
    O pai ía cada día ao cuartel da praza das Atochas, onde limpaba; ás veces traía sobras da comida que botaba ás agachadas nos petos do gabán, tiña vergonza de que alguén se decatase. Vergonza de pasar fame, de non ter que darlles aos fillos mesmo non sendo culpa súa; decote sente vergonza o que non ten por que e o que tería por que non a sente; ou así lle parece. Ao chegar á casa baleiraba os petos das mondas de pataca que a nai lavaba, despois de quitarlles os ollos, e cociñábaas con sebo; disque algunha xente facía tortilla con elas, mais na casa nunca houbo ovos, ao non criaren galiñas e custaren moito. Outros días, era a pel do touciño, rara vez anacos de broa porque marchaban con eles se non os comían no rancho; os que chegaban á casa era por colleren balor; a nai limpábaos para aproveitar o que se podía. Algún día de cocido, ósos da cachucha ou da soá medio rillados, que os soldados non aproveitaran ben e eles deixaban limpos. Unha vez trouxera un mandiño de cabezas de xurelo; os militares foráneos non se afacían coas cabezas de peixe; non cre que lles desgustasen, sería por non as saberen comer. Mais tampouco debían servirlles peixe, agás en días especiais. Adoitaban comer verzas fervidas, cando as había e papas de millo en auga. Unha vez a nai conseguira un pouco leite para os pequenos, gardou media cunca, mesturouno con auga e fixo papas de millo, moi ben lles souberan. Cando morreu Rafael, subíralle o leite, doíanlle os peitos, puxo neles a Nola, que tiña tres anos, e mais a ela, tende coidado, non me morder. Retiróuselle logo, pasaba fame de máis. Con todo e ser cativa, a comida do cárcere é máis abundante que a da casa, ás  veces até mellor se non fose que ten un algo de amarguexo, nos pratos ou na súa propia boca, quen sabe.
    Naquel ano en que naceu o último, o que non chegou a ter nome, Xaquín tiña tres. Era bonitiño coma un sanluís, falaba seguido preguntando por todo na súa media lingua. Sisca ía para doce anos, era o seu meniño, levábao con ela a todas partes menos ao río. As lavandeiras contaban dunha que levara a filla e sen ela se decatar caeu á auga e afogou, desde entón a nai colleu medo do río, aínda sendo tranquilo en Monelos, parecía imposible alguén, nin sequera un neno, afogar nel. Unha mañán Xaquín amenceu coas febres. Non sabían de que enfermara, que ían saber. Até un día que, ao facer o meniño de corpo no penico, viu as lombrigas. Brancas, longas como o seu dedo, finiñas, vivas. Todos padeceran das lombrigas cando nenos, mais nunca viran tantas delas. As lombrigas chuchaban o pouco que comía Xaquín, devorábano polos adentros" (pp. 23-25)

Data: 
Mar, 28/02/2023 - 18:11

Febreiro 2023

Ansiedad. A mí también me pasa. Manual práctico para jóvenes y adolescentes de Iris Pérez-Bonaventura
    

    Estamos diante dun manual para axudar a nenos e adolescentes a comprender que é a ansiedade e como lidar con ela. Unha invitación a reflexionar sobre a saúde e o equilibrio mental e, ao mesmo tempo, unha ferramenta útil para aprender a xestionar de forma efectiva o estrés académico, social, persoal e/ou familiar. Este libro xorde do traballo da autora, psicóloga clínica especializada en nenos e adolescentes quen, nos dous últimos anos, viu a máis de tres mil adolescentes que sofren medo, nerviosismo e preocupacións constantes. Coa súa experiencia, deu forma a esta obra para axudar a mozos e adolescentes a entender, xestionar e identificar a ansiedade que cada un sente e conseguir cambiar o modo de ver, desafiar e afrontar a vida para poder ser moito máis feliz.

    “(…) Cuando la vieron entrar por la puerta, ninguno de sus compañeros se lo podía creer. «¡Imposible!», exclamaron, convencidos de que era esa clase de persona que no tiene problemas y que nunca necesitaría acudir a un psicólogo. «Lo tiene todo», pensaban, sorprendidos: era guapa, simpática y divertida y ¡tenía un montón de amigos!
    No se daban cuenta de que, como todos, solo veían la imagen que ella presentaba, cómo se mostraba al mundo, no cómo era su vida en realidad. Y es que Lucía era una figura muy conocida. En muy poco tiempo, se había hecho inmensamente popular en Tik-Tok, donde levantaba suspiros. Sus fans se fijaban en absolutamente todo de ella: qué hacía, cómo se vestía y se maquillaba, dónde estaba y con quién. «¡Qué feliz es y qué suerte tiene!», pensaban todos sus admiradores, que no la conocían y no se daban cuenta de que en la plataforma solo se veía la parte  que ella decidía enseñar de su vida: obviamente, la positiva.
    Lucía sabía que había tomado una decisión equivocada hacía un año, por la que dejó de dormir por las noches, pero no sabía cómo cambiar, cómo alejarse de quien le hacía tanto daño. La única persona que conocía su secreto era su prima, quien le repetía día tras día que estaba en una relación tóxica, atrapada en un callejón sin salida. Ella la escuchaba, pero no cambiaba. No podía, porque estaba exhausta.
    Al igual que sus compañeros y ahora amigos, durante los meses de las sesiones grupales, Lucía comprendió que en la vida nunca es demasiado tarde para emprender un nuevo rumbo (páx. 23)

    (…) Eduardo enmudeció de golpe. Escuché cómo se le aceleraba la respiración e intentaba coger aire profundamente varias veces antes de continuar.
    -Recuerdo que me puse muy nervioso, tanto que casi no oí el sonido del móvil-prosiguió-. Era mi madre. Estaba en el coche, aparcada en la puerta de tu consulta, alterada porque no me veía. La tranquilicé diciéndole de forma mecánica que me quedaba poco rato para llegar, pero me sentí raro, porque se lo dije como si no fuera yo el que hablaba, como si fuera otro, ¿sabes? Es muy extraño…
    Eduardo descansó, tomó aire y continuó:
    -A veces creo que me voy a volver loco.
    -No te vas a volver loco-dije, sin poder evitar interrumpirlo-. Cuando tu mente percibe que estás asustado e indefenso y no puedes escapar de la situación, automáticamente, sin que te des cuenta, pone en marcha un mecanismo para intentar ayudarte. Al activarse, notas esa extraña sensación de desconexión entre tu identidad y lo que haces, como si hubiera una interrupción entre tus pensamientos, tus emociones, tu propia identidad y tus acciones. Este misterioso fenómeno tiene un nombre y aparece por un motivo concreto. Nosotros lo llamamos «disociación» y, en el caso que explicas, «despersonalización»; aparece en momentos de mucho estrés o en situaciones traumáticas. Cuando estamos en una situación límite, todos podemos presentar síntomas de distanciamiento y desconexión de la realidad (páx. 45)

    (…) -Lo hago solo cuando no puedo más- continuó Ángel-.
Hay veces que estoy tan mal que necesito hacer algo para calmarme.
    -¿Qué situaciones te hacen sentirte así? -le pregunté.
    -¡Uf! Tendrías que vivir mi vida y lo entenderías… -respondió con tristeza-. Ando solo por los pasillos. La gente me mira… Hay miradas que duelen más que las palabras… No encajo, no me siento parte de ningún grupo. Además, hay un grupito de cuatro chicos y dos chicas que se creen que están por encima de todo. Da igual el lugar en el que esté: el aula, el patio, los vestuarios… Siempre me encuentran, me arrinconan y me insultan.
    -¿Qué te dicen?
    -Que huelo mal, que soy feo, que soy gordo, que soy tonto, que soy gay, que no sé vestir, que soy una vergüenza… Me lo dicen tan amenudo que a veces incluso pienso que igual tienen razón.
    -¿Lo saben tus padres?
    -No- confesó Ángel.
    -¿Y tus profesores?
    -Creo que muchos profes no se dan cuenta… Se meten conmigo cuando el profe está respondiendo la pregunta de un alumno o está ayudando a alguien en el patio; justo entonces cuando nadie los ve, ellos actúan.
    -¿No hay ningún compañero que esté ahí, presente?
    -Sí, pero no hacen nada, porque tienen miedo… Yo los entiendo, todos tenemos miedo.
    -¿Por eso no lo cuentas?
    -Sí. No sé… Me da cosa, ¿sabes? Pienso que igual estoy exagerando… Pienso que, si no digo nada, quizá dejarán de hacerlo… -Ángel suspiró y se sinceró-: También me da vergüenza explicar que se meten conmigo… Vete a saber qué pensará la gente… ¡No que en realidad no está sucediendo nada de esto. Aunque ahora han empezado a darme collejas en el pasillo y me han dicho que, si se lo digo a alguien, me esperarán fuera del instituto para pegarme. Y yo… yo no quiero que pase. Quiero que se termine, por eso no digo nada.
    Ángel se quedó en silencio. Estaba claro que solo estaba contando una parte.
    -Precisamente porque quieres que termine, tienes que decirlo.
    -¡No!- exclamó, negando con la cabeza-. Mi hermana cometió el error de deciros a vosotros lo que me pasaba, pero ya le he dicho que no lo cuente a nadie más.
    -El error no lo cometió ella, Ángel -le contesté, después de unos segundos de silencio. Me aclaré la voz para que las siguientes palabras sonaran claras-: el error lo cometen los abusadores cada vez que se meten contigo. Con un chico como tú: bueno, noble, sensible y confiado.
    Ángel me miró y rompió a llorar. Fue en aquel instante cuando decidió que iba a explicarlo todo. Ya no podía más. Empezó a hablar como nunca lo había hecho, las palabras le salían de la boca sin que él las pudiera frenar, explicaba todas y cada una de las situaciones que había vivido; sin filtros, sin miedos. Por primera vez en meses, la verdad salía a la superficie"(páx. 179)

Data: 
Mar, 31/01/2023 - 13:27

Xaneiro 2023

Ben de  Care Santos

   
    Comeza esta narración co enterro de Ben, un mozo de 24 anos (que xa atopamos na triloxía protagonizada por Éric: Mentira, Verdade e Medo),  un mozo ao que ninguén quere lembrar e ao que todos temen. Despois, da man de capítulos moi breves e directos, imos entrando en momentos da súa vida. Coñecemos á súa nai, á súa avoa, ao seu padrasto… Coñecemos as súas querenzas, os seus desexos de medrar… Coñecemos os problemas que tivo, a súa fama de fanfurriñeiro… Coñecemos o momento exacto en que comezou a internarse nun camiño sen retorno… Pero tamén coñecemos o afecto que sentía por Éric, polos débiles, polas causas perdidas. De cando en vez é o propio Ben quen se asoma ás páxinas cuns diálogos que mantén coa psicóloga do centro de menores no que estivo interno por agredir ao pai de Éric. Son diálogos furiosos, cheos de rabia, de angustia, de rancor, diálogos que piden axuda e comprensión a mancheas...

    “O CEIP Pedraforca está ao final dunha rúa en costa que serpea ao redor dun montículo urbanizado. O barrio enteiro construíuse nun terreo montañoso e de difícil acceso. Antes de que os emigrantes recentemente chegados a Barcelona o enchesen de vivendas precarias, alguén pensou en destinalo a cemiterio, pero descartárono porque a zona era demasiado húmida e escarpada. Durante décadas foi o barrio máis pobre e con máis paro da cidade. Un lugar polo que os políticos apenas se preocupaban, coma se o deixase por imposible ou coma se os seus habitantes non fosen da mesma categoría. Así que o barrio está mal comunicado, mal abastecido, mal vixiado. Cando se estraga ou rompe algo, tardan meses, ás veces anos, en arranxalo. Todo o mundo se conforma. Aí vivía Ben cando aínda era Rubén.
    No Pedraforca hai un soto cheo de arquivadores cheos de cartafoles cheos de papeis. A documentación dos moitos alumnos que pasaron polas súas aulas antes de que todos os expedientes fosen dixitais e non fixese falta un lugar físico onde gardalos. Como aquí as cousas sempre chegan máis tarde que a outros lugares, non hai tanto diso. O cartafol co expediente de Ben está exactamente no lugar que lle corresponde segundo o ano en que deixou o centro e a primeira letra que corresponde ao seu apelido na orde alfabética. É un cartafol de cor azul gastada, que contén un bo puñado de follas. O resumo dalgúns anos da vida dunha persoa. As fichas de cada curso, sempre encabezadas cunha foto, as actas dun consello escolar no que se falou del —non moi ben—, os resumos dun par de reunións das titoras coa súa nai e, máis tarde, co seu padrasto. Aí están os boletíns de notas trimestrais, cheos de comentarios, os de fin de ciclo e o de final da primaria. Vendo isto, alguén podería chegar a crer que todo ten un sentido, que a vida ás veces ocorre nunha sucesión de acontecementos ordenados.
    A primeira foto é do primeiro curso de educación infantil. Un neno con perrera, ollos moi abertos e orellas demasiado grandes. Tocoulle a clase dos Caracois. Segundo os informes, era un neno listo, que aprendía rápido, algo tímido. Era máis hábil coas mans que coas palabras.
    A última foto é de sexto. A mesma perrera, os mesmos ollos curiosos e unha melena abundante que lle tapa as orellas. Un alumno pouco aplicado a quen só se lle daban ben plástica e educación física. Bo xogador de fútbol. Rápido, seguro, con bos reflexos. Un desastre coas linguas e un aínda maior coas matemáticas.
   «Traballa por baixo das súas posibilidades». «Fáltalle constancia e esforzo». «Despístase con facilidade». Iso escribían os seus profesores nos informes. E moito máis: «Cústalle aceptar as normas». «Non é capaz de traballar en equipo». «Mostra unha actitude desafiante cos seus compañeiros e mesmo cos profesores». E todo iso antes de chegar ao segundo trimestre de quinto. Antes de que o consello asesor decidise que era un alumno «inadaptado e violento». Antes de que agredise ao seu profesor de educación física. Antes de que lle obrigasen a pedir perdón por iso. Nas fotos que encabezan as fichas escolares véselle cambiar, ano tras ano. Con ou sen perrera, o pelo máis longo ou máis curto, os ollos sempre expresivos, a cara máis redonda, máis alongada... Con todo, hai algo que nunca aparece nas fotos, en ningunha: o sorriso.
    Un neno serio.
  Serio, inadaptado, violento, asocial, agresivo, solitario, conflitivo, potencialmente perigoso.
    Como facemos, cada un de nós, para encaixar todos os adxectivos que outros nos atribúen?
    Cantos adxectivos fan falta para describir a unha persoa?”

Novembro 2018

Si es amor, no duele
de
Pamela Palenciano e Iván Larreynaga

    Pamela ten noivo dende os 12 anos. Chámase Antonio, un rapaz do barrio dous anos maior que ela, e que  baila breakdance nun parque preto da súa casa. Antonio afasta a Pamela das súas amigas, insultaa diante dos seus colegas, violouna “con todo o amor do mundo” e tentouna matar en dúas ocasións.

   Na novela desmóntanse moitos dos tópicos do pseudoamor romántico,  que  ocorre cando  os desexos da moza o son porque son os da súa parella? Que pasa cando ela queda sen espazo para a súa propia vida?... porque o amor non debe restar, senón sumar, e moito menos debe absorberte ou anularte. Cunha linguaxe clara e sinxela, abórdanse estes temas á vez que a experiencia vital de Pamela convértese nunha especie de manual para desterrar a violencia machista e as relacións tóxicas e para decatarse de que non só son violencia e doen os golpes “tamén as palabras tanto ditas como escritas”

    ... cuando me hice novia de Antonio, algo sucedió en mí que hizo que quisiera verme y convertirme en una princesa fina, delicada, guapa y llena de colores rosas por todos lados. No sé... Me vino de repente, así como me dio aquel primer cosquilleo en el parque. Mi pelo tenía que estar impecable. Lo peinaba  y lo peinaba y lo peinaba y lo peinaba y lo peinaba. Descubrí la encantadora magia del pintalabios: “¡Me veo como de revista!”; y las uñas, y mis ojos que debían tener brillitos por todos lados; ¡y para dentro abdomen y fuera culo! En aquel entonces lo vi como “normal” . Me sentía toda una mujer, y eso me daba la seguridad de que le iba a gustar más a él. ¿Pero quién me había enseñado todo esto?
    Seguramente lo aprendí así como mi padre aprendió a decir la frase de “tranquila, cariño, que yo controlo”. Mi padre no controlaba nada... Pero nació en el “mundo de lo masculino”, en donde se aprende a pensar que se controla todo. Así como yo nací en el “mundo de lo femenino”, en donde valgo más por cómo me veo por fuera y no por todo lo que soy.
    Estas maneras “anticuadas” de verse a una misma o la forma en la que un chico debe verse a sí mismo las fui aprendiendo de mi entorno, de la televisión, de la música, de los anuncios publicitarios, de los consejos...

Abril 2018

Pax. Una historia de paz y amistad
de
Sara Pennypacker

     Relato emocionante sobre a confianza, a guerra, a lealdade, a traizón e o amor dun neno polo raposo ao que criou desde que era saraun cachorro. Estamos tamén ante unha historia de superación e valentía.
    Pax é un raposo doméstico. A súa familia morreu cando era un cachorro, e desde entón o pequeno Peter fíxose amigo del e coidouno. Pero por mor da guerra Peter debe separarse de Pax; o pai de Peter ten que marcharse a combater e el quedará ao coidado do seu avó, que non pode facerse cargo do animal. Seguindo as ordes do seu pai, Peter lanza o xoguete favorito de Pax entre as árbores do bosque. Cando Pax regresa co soldado de plástico entre os dentes, descobre que o abandonaron na cuneta da estrada. O pequeno ten plena confianza no seu dono e sabe que o buscará: Peter nunca o deixaría tirado. E así sucede: esa mesma noite, mentres o seu avó dorme, Peter enche a súa mochila con provisións, marcha da casa e  cruza o país en guerra en busca do seu fiel amigo.
    Pax é un chamamento á esperanza e á paz, unha mostra das consecuencias da guerra tanto entre os humanos como na natureza e os animais. Unha entrañable historia de amizade entre un neno que se está convertendo nun home e un raposo que debe deixar de ser quen é.

    El zorro notó que el coche aminoraba la marcha antes que elpax niño, porque lo notaba todo primero. En las almohadillas de las patas, recorriéndole la espina dorsal, en los pelos sensibles de las muñecas. Por las vibraciones, también supo que la superficie de la carretera se había vuelto más irregular. Se incorporó del regazo del chico y husmeó los olores que se filtraban por la ventana y que le informaban de que se estaban adentrando en el bosque. Los aromas penetrantes del pino (madera, corteza, piñas y agujas) cortaban el aire como si fueran cuchillos, pero por debajo de todo ello, el zorro reconoció el olor suave de los tréboles, el ajo silvestre y los helechos, además de un centenar de especies que no conocía pero que olían a verde intenso.
    Ahora el chico también notó algo. Atrajo a su amigo hacia sí y se aferró con más fuerza al guante de béisbol. La ansiedad del chico sorprendió al zorro. Las pocas veces en que habían ido antes en el coche, el chico había estado tranquilo, incluso emocionado. El zorro dio un empujoncito con el morro a la membrana del guante, a pesar de que odiaba el olor del cuero. El chico siempre se reía cuando hacía esto. Cerraba el guante alrededor de la cabeza del animal y jugueteaba con él, distrayéndolo.
    Aquel día, en cambio, el chico alzó al animal y enterró la cabeza en su pelaje blanco, presionando con fuerza.
    Fue entonces cuando el zorro se dio cuenta de que el chico estaba llorando...

Marzo 18

m reimóndezA dúbida
de
María Reimóndez

    Novela que dun xeito áxil trata temas de actualidade como a prostitución e o abuso de menores, a corrupción política ou certa controvertida aplicación da xustiza. Deli descobre, coa chegada repentina da policía á súa casa, que o seu home Vicente está acusado da violación dunha menor. Resulta que a rapaza violada é filla dos seus mellores amigos. Deli, por ser muller e miúda, é menosprezada; en realidade non coñece ao seu cónxuxe; ao descubrir toda a verdade, quere que o seu marido pague polo que fixo. Deli perde ao esposo, perde a amizade dos pais da nena violada, perde o traballo, perde a casa... mais é feliz, a súa conciencia está tranquila e ten unha nova amizade: a de Couto, un viúvo inspector de policía que a axudou a destapar a trama delituosa...

    (...) Deli mira pola fiestra. Non ten emprego. Non ten casa. Non ten amizades coas que saír a tomar os viños. Mais está convencida de que volveu á vida. Cando a xuíza lera o veredicto, cando Vicente fora condenado a prisión e se abriran as causas contra Rafael, algo nela colleu o seu sitio. Non de todo, mais polo menos en certa medida.
    A xente interesáballe o escándalo. Os medios andaran detrás dela desde o momento en que transcendera que fora a responsable de entregar as probas claves ao fiscal... o dano feito superaba a reparación e que ela ficaría asociada no seu universo a unha persoa noxenta e sen escrúpulos. Tampouco podía deixar de pensar no dano xa irreparable e sobre todo na multitude de casos nos que nunca se chegaba a facer xustiza. Iso seguíalle quitando o sono.a dúbida
    Vicente tentara falar con ela. Ata lle mandara unha carta que botou ao lixo sen abrir.  En calquera caso, tanto lle tiña xa porque estaba para vender o piso e axiña non tería onde escribirlle. A menos que a súa mai lle dese o enderezo, cousa altamente probable porque para a súa mai todo aquilo seguía sen estar claro. A negación era unha maneira de enfrontarse ao terrible, para quen podía gozar de tal luxo.
    -Mais, ti non miraches para outro lado -dixéralle Couto.
    -Ti o que pasa é que me viches pequena e pensaches que era parva -Deli dálle un grolo ao viño. Couto ten un riso cantareiro.
    -Pode ser.
    -Non é de estrañar. Ata eu pensaba que era parva.
    Couto deixáraa ficar no piso que tiña preto da praia e víanse cada vez con máis frecuencia. Ela metérase con el.
    -Que son agora? Testemuña protexida particular túa? -mais non puidera negarse. Non tiña onde ir. Couto aseguráralle mil veces que non era molestia, que estaba tentando vender o piso, traíalle demasiados recordos, e que por favor non o interpretase de ningunha outra maneira. Deli accedeu porque a pesar do agradable da compaña de Couto ela...

Decembro 17

18. Solo se vive unha vez

de

F. M. Espinosa 

espinosaNovela na que se nos presenta a historia de seis mozos que cumpren dezaoito anos o mesmo día. E deciden pasalo todos xuntos en Londres. Francesca, Warren, Kali, Oliver, Hugo, Emma... Unha morea de sentimentos: os de Francesca polo noivo da súa amiga Kali, a baixa autoestima de Oliver, a morriña de Hugo lonxe da súa casa, o suposto lesbianismo de Eva... levará aos nosos protagonistas a saber que a verdadeira razón da existencia é estar xuntos e permanecer unidos. Nin máis nin menos. 

          En la segunda planta, bajando las escaleras mecánicas y penetrando en los sótanos del edificio, apenas vislumbran nada. La oscuridad se ve interrumpida tan solo por las luces de discoteca. La ropa luce casi tanto como éstas, y cada prenda parece sacada de una película de ciencia ficción. Los maniquíes están tan recargados de ropa y complementos que pierden sus formas humanas y parecen extraterrestres. La tienda está llena de gente vestida con ese estilo: camisetas de rejilla que lucen con la luz negra, guantes y gorros con formas grotescas, largos abrigos repletos de tachuelas y placas de metal, altas botas o zapatillas que se iluminan a cada paso. Lo cierto es que Francesca no se pondría nada de lo que está viendo, pero le gusta que exista. Le gustaría tener el aplomo para ponerse algo así. Se imagina caminando por su Rumanía natal, por el bulevar principal de su ciudad, y dejando boquiabiertos a sus vecinos. En una ciudad tan pequeña como la suya, ni siquiera deben de saber que existe ropa así.18

      También hay un DJ pinchando en el centro de la tienda, absorto en su  música y rodeado por una mesa donde comprar discos. Varios carteles indican que está prohibido hacer fotos. Hay toda una sección especialmente dedicada a camisetas que tienen altavoces en el pecho. A medida que avanzan hacia el interior, se encuentran con maquillaje, lentillas de colores, complementos para el móvil y uñas y pestañas postizas.

     - ¿Qué esperas comprar aquí? -dice Francesca.

     -No sé, aquí tienen cosas... diferentes.

     -Sí, muy apropiado para Warren.

     - ¡Lo sé!

         A veces, Kali no capta la ironía. Quizás, piensa Francesca, es demasiado inocente, demasiado ingenua, y no cree que nada de lo que se diga pueda tener una doble intención. Warren y ella hacen una pareja extraña; llevan juntos como algo más de un año al menos,  y cuando Francesca los conoció ya aprovechaban cualquier rincón para darse el lote.  A veces, se pasaban de la raya en público. Kali avanza por el pasillo iluminado con luz negra y sus dientes relucen con un fulgor blanquecino. Su melena oscura y su piel casi desaparecen entre los pasillos, y Francesca tan sólo está segura de qué camino seguir por el resplandor de su sonrisa...

  Para ler máis preme aquí 

Novembro 17

 

agraTrampa de luzportada

 de

 Agustín Agra

Unha novela de medo e fantasía, na liña das mellores historias de H. P. Lovecraft, cuxa protagonista é unha adolescente experta en fotografar avelaíñas cunha trampa de luz. Mais cando chega á vila un tanxedor de campás suceden feitos anormais. Co son das badaladas aparece, entre outros fenómenos estraños, unha descoñecida especie de paxaros da que Irene, tal é o nome da nosa protagonista, non atopa referencias cando consulta as guías de aves da biblioteca paterna, un territorio ideal para todo tipo de investigacións. Inserindo e mesturando referencias ao campo da bioloxía e da literatura e os libros, a obra avanza na procura dun segredo aniñado nas tebras da noite.

Irene é unha rapaza teimuda, e sacarlle fotos a canto animal ou planta atopaba para logo tratar de recoñecer a súa identidade convertérase nunha das súas actividades favoritas. Por suposto que lle gusta xogar cos amigos, e tamén ler e máis escoitar música, entre outras moitas distraccións. Non é un becho raro! Pódese considerar que a súa é unha afección un tanto estraña ou polo menos fóra do habitual, sábeo ben. Os compañeiros da clase din que é unha friki por facelo, pero a ela non lle importa.

O certo é que algunhas das especies que busca son doadas de atopar, pero dar con outras non é tan sinxelo. Hainas que non paran quedas en ningures e para sacarlles unha foto a xeito hai que ter moita paciencia. Mesmo as veces, cando lle saen desenfocadas ou mal de luz, pensa que quizais a culpa sexa súa e arrepíntese de coller xadrez en vez de fotografía nas extraescolares do colexio.

Para as avelaiñas, por exemplo, que só se deixan ver pola noite, non lle queda máis remedio que colocar unha trampa de luz. É fácil. Todo consiste en poñerlles unha fonte luminosa e un pouco de auga azucrada e logo agardar a que as presas acudan ao reclamo.

Xa refresca e Irene e o seu pai non demoraron máis tempo na terraza. Entraron na casa, atravesaron a sala e subiron as escaleiras que conducen ata o segundo piso. As paredes amósanse inzadas coas fotos que seus pais tiraron no transcurso das viaxes que fan cando teñen vacacións, a maioría ...

 

Outubro 17

r gómezJuegos inocentes juegos
de
Ricardo Gómez

    Sebastian (sic) é un tímido mozo de dezaseis anos. Marcado pola ausencia do pai e pola morte da irmá, ve nos videoxogos un magnífico refuxio. É un adolescente bo, honesto, amigo dos seus amigos e que quere, sobre todo, á súa nai, á quen se sente demasiado atado, pero sen a que non podería vivir. A súa afección aos xogos levoulle a gañar cartos: proba novos produtos, case todos videoxogos bélicos, e recibe unha suma por cada partida que gaña. Digamos que hai dous "Sebastian": un real e outro virtual... Sebastian non sabe que cando pilota avións e dispara nos seus xogos virtuais, en realidade mata, é dicir, que a súa afección é algo máis que un  xogo.

    En el  mundo real me llamo Sebastian, sin tilde en la a, pero son pocos los que utilizan ese nombre. Muchos más me conocen como El Asesino. No es que me guste demasiado, pero a estas alturas  no puedo hacer nada para evitarlo.juegos
    La gente que me llama Sebastian piensa que siempre he sido un chico difícil. Mis profesores se lo explican refiriéndose a la separación de mis padres, la muerte de mi hermana y blablablá, todos esos tópicos. Son chorradas, pero reconozco que a veces me he escudado en ellas. Ahora me sirven cada vez menos. Todo el mundo espera que alguien de diecisiete años vaya asentando la cabeza. Asentar la cabeza... vaya estupidez.
    Los que me conocen como Asesino dicen que soy bueno en lo mío. Muy bueno. Y que ese nombre me viene como anillo al dedo. En realidad, no siempre me dedico a matar, pero hay nicks pegajosos,  como algunos chicles que te sacas de la boca para tirar a la basura y se te quedan adheridos a los dedos. Un asco. Pero es más fácil deshacerse de un chicle pringoso que quitarse de encima cierta fama, sobre todo si se resume en una sóla palabra, tan sonora. No me pusieron  Killer, sino Assassin, cuyo sonido evoca la forma de matar de una serpiente, porque dicen que soy frío y sibilino. A estas alturas esa etiqueta me conviene. Es como en el instituto: la gente cae en la trampa fácilmente. Si tienes prestigio por algo, aunque sea por algo negativo, más vale que lo utilices en tu favor, y eso es sencillo a poco que tengas dos dedos de frente...

Preme aquí se queres visitar o blog do autor.

Distribuir contido


by Dr. Radut