Características del texto expositivo

Una buena exposición tiene como características fundamentales la claridad, la objetividad y la precisión; para que el lector no se pierda, el autor debe seguir un orden en la exposición; debe ser objetivo, es decir, no ofrecer sus opiniones o valoraciones; y ser preciso, para evitar ambigüedades: que algo pueda ser interpretado de formas distintas.

En muchas ocasiones, puede suceder que el autor presente su opinión, entonces el texto se convierte en argumentativo con partes expositivas, y lo denominamos expositivo-argumentativo.  Sobre el texto argumentativo nos centraremos más adelante, en la unidad 6.

En cuanto a la claridad en la exposición, si encuentras palabras que desconoces, conviene que busques su significación en el diccionario; así ampliarás tu léxico. (Recuerda que en internet puedes recurrir al diccionario de la Real Academia Española, en este enlace).

El texto debe también ser completo: presentar todas las informaciones consideradas relevantes sobre el tema tratado y el fin pretendido, y estar documentado con los datos oportunos.

No todas las exposiciones son iguales. Podemos diferenciar varios tipos, que veremos más adelante, en el apartado de clasificaciones. Pero hay uno que conoces bien: los libros de texto, por ejemplo, son textos expositivos. Y esto mismo que estás leyendo es obviamente una exposición.

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