GRECIA EN EL CORAZÓN
Otra vez alemanes con distinto uniforme en cuello ajeno aprietan su corbata, revuelven documentos, ocupan edificios, ensucian la lengua de Homero con bestias ecuaciones financieras, mientras los niños griegos se desmayan del hambre y hay hombres que se cuelgan en cipreses enfrente de los dioses impertérritos.
Y así todas las piedras del templo Partenón hincan sus jónicas rodillas, humillan sus dóricas frentes, y del monte descienden a la plaza Sintagma para con su dureza apuntalar la terrible pancarta del dolor.
Pero en la lágrima la espada, pero en la herida la Odisea, pero en el plato el alarido y la sal toda del Egeo. Y en cada ruina muchedumbre y en cada yo la torrentera y en cada mano una partícula de heleno polvo que restaure la democracia de Pericles y el honor ultrajado de Aristóteles.
Isabel Pérez Montalbán (1964)
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