CAMBIO DE HORA
Las ordinarias bromas de mover las manecillas y cambiar las formas del cuarzo no son suficientes para devolverles a la primavera y al invierno su floreciente y congelada
distinción, y para que el hombre pueda hacer con el tiempo lo que quiera. Tras el cambio de tiempo, quienes sufren de insomnio sufrirán una hora más,
y los cansados ganarán una hora de sueño. Luego tendrá lugar el cambio. También los otros a veces también ganarán, a veces perderán el tiempo. Pero eso no cambiará
en nada la desaparición de la diferencia de temperatura, y los días siguientes, si los hay, vendrán junto con los días que ya no tienen nombre:
reflejos que se incrustan los unos en los otros y sombras que recíprocamente se repelen. Y si este paseo de octubre de hace un año no se ha vuelto
a repetir, aunque no estamos muertos ni somos enemigos, esas ordinarias bromas de mover las manecillas y cambiar las formas del cuarzo
no cambiarán el tiempo.
Marcin Baran (1963) (versión de Abel Murcia, Gerardo Beltrán e Xavier Farré)
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