Los textos prescriptivos

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Los textos prescriptivos tienen como propósito guiar al lector, o receptor, para conseguir un objetivo, o bien regular su comportamiento o forma de actuar ante una situación o contexto determinado. Podemos distinguir dos tipos: los instructivos, que se componen de un conjunto de indicaciones necesarias que explican cómo se hace o funciona algo, cómo se llega a un objetivo, y los normativos, que establecen unas reglas que ordenan y requieren que algo se haga de determinada forma, o que, por supuesto, algo no se haga en absoluto.

Son textos que vemos en nuestra vida cotidiana y escolar: las recetas de cocina, un prospecto de un medicamento, un manual de funcionamiento de un móvil son textos instructivos; mientras el código de circulación, una ordenanza municipal, el reglamento de régimen interno del centro en el que estudias son normativos.

Tanto en unos como en otros, la función dominante del lenguaje es la apelativa (llamada también conativa), pues pretenden influir en el comportamiento del receptor.

Algunos autores incluyen este tipo de textos dentro de la categoría de expositivos. Sin embargo, parece conveniente distinguirlos. Un texto estrictamente expositivo expone un tema: habla de la realidad, y la función del lenguaje que se observa es la representativa o referencial. En los textos prescriptivos, se habla de qué hacer en la realidad, de lo que se puede hacer o no, y de cómo hacerlo, en el primer caso.

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