Filosofía Medieval. Cristianismo e filosofía: As novas ideas fronte ao mundo grego.

Filosofía y cristianismo: las nuevas ideas frente al mundo griego.

Esquema de las principales diferencias entre las doctrinas del cristianismo y la filosofía griega.

El cristianismo defenderá unas concepciones de la divinidad, del ser humano, de la historia, de la moral y de la verdad muy diferentes de las que hasta entonces venía manteniendo la filosofía griega. Contrastamos a continuación las ideas predominantes en el mundo greco-romano con las que impondrá el cristianismo.

A) La imagen de la divinidad.

1.El cristianismo defiende el monoteísmo (sólo hay un Dios verdadero) frente al politeísmo de los griegos.

2.Para el cristianismo Dios crea el mundo partiendo de la nada, idea que desde Parménides había sido rechazada por el pensamiento griego. La imposibilidad de que algo surja de la nada absoluta era considerada por ellos como un principio racional incuestionable. La materia es eterna, ni se crea ni se destruye: sólo cambia de propiedades.

3.La idea de creación acentuaba el poder ilimitado de Dios. Frente a los dioses griegos, los cristianos afirman que Dios es omnipotente. Esto le permitirá, a su vez, defender la existencia de milagros.

B) La concepción de la historia. La afirmación cristiana de que Dios creó el mundo es una idea extraña a la filosofía griega y tiene unas consecuencias problemáticas, al implicar que:

1.Hay un origen del mundo.

2.Hay un desarrollo lineal del tiempo histórico dirigido por Dios. La historia se inicia con la espera del Mesías y continúa después con la espera del juicio final.

3. Existe, en consecuencia, un final en la historia.

4.Así pues, el fin y el sentido de la historia es el juicio de los seres humanos y su salvación o condena.

Esto está en contraposición con la concepción de la historia que tenían los griegos para los cuales:

1.Todo existe desde siempre. 2.La historia es un proceso cíclico que se repite. 3.Este proceso esta dominado por la necesidad.

C) La imagen del ser humano. La antropología cristiana introduce tres nuevos elementos importantes:

1.El ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios.

2.El alma es inmortal, pero el cuerpo no es una cárcel para el alma.

3.Al final de los tiempos los cuerpos resucitarán.

D) La moral y el pecado. La filosofía griega es básicamente intelectualista: el pecado no existe, aunque sí el hecho de obrar mal, que no es consecuencia de la maldad, sino más bien de la ignorancia. Para hacer el bien hay que conocerlo. Para el cristianismo sí existe el pecado, que es fruto de dos factores: la maldad humana que inclina a realizarlo, y la libertad del individuo (libre albedrío) que cede a tal inclinación. Adquieren así un significado fundamental las ideas de pecado, culpa, arrepentimiento y redención, que no existían con anterioridad.

E) La concepción de la verdad. La filosofía griega se había caracterizado por insistir en los límites del conocimiento humano: nadie había pretendido hasta entonces estar en posesión de la verdad absoluta y total: toda persona podría tener su parte de razón, siempre que fuera capaz de defenderla con argumentos apropiados. La cultura griega en los tiempos del Imperio Romano se había acostumbrado a la pluralidad de escuelas filosóficas. Pero el diálogo entre las distintas escuelas sólo es posible cuando se acepta un doble supuesto: que ninguna de ellas posee la verdad absoluta y que todas ellas se encuentran en un plano de igualdad por lo que a fundamentos y criterios de justificación racional se refiere. El cristianismo negaba ambos supuestos: al proclamar que poseía una verdad revelada directamente por la Divinidad se oponía a la actitud moderada de los filósofos con respecto al conocimiento, además, por la misma razón, se presentaba como la Verdad absoluta y, por tanto, situaba su fundamento y criterios de justificación en un plano diferente al de las doctrinas filosóficas con las que había de competir. Fue probablemente esta intransigencia de los cristianos -el negarse a discutir con los filósofos por no admitir otra verdad que la propia y el hecho mismo de que su doctrina, por no ser racional, no pudiera ser discutida- lo que acabaría facilitando su triunfo, que sería definitivo al ser proclamado en el siglo IV como religión oficial del Imperio por el emperador Teodosio.

Última modificación: Xoves, 21 de Setembro de 2017, 12:48