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En un pequeño pueblo, cercano a la costa caribeña, se casan Bayardo San Román, rico y recién llegado, y Ángela Vicario. Tras celebrar su boda, los recién casados se retiran a su nueva casa, después de lo cual Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre, devuelve a Ángela Vicario a la casa de sus padres donde la madre de la chica le da una paliza. Ángela culpa de lo sucedido a Santiago Nasar, joven y querido vecino del pueblo.
Los hermanos Vicario -Pedro y Pablo-, obligados por la defensa del honor familiar, anuncian por todo el pueblo que matarían a Santiago Nasar, quien curiosamente no se entera sino minutos antes de morir de las intenciones de los hermanos Vicario. Éstos, después de considerarlo en varias ocasiones, acaban matándolo en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo. Pasados más de veinte años, un cronista se pregunta por tanto silencio, y reconstruye paso a paso los hechos que acabarían en la muerte de Santiago.
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