Este era un lobo feroz que tenía tantas cabritas locas a su alcance que al conocer a una caperucita que cruzaba tranquila su bosque, creyó tenerla en el bote. Tal fue su confianza que se dejó morder subestimando una pequeña mandíbula, pero para su sorpresa ella, que parecía una más entre tantas otras, resultó ser la máxima de todas.
El animalito se sintió acorralado y temió ser cazador cazado, y asustado decidió escapar con su ganado para volver a ser el amo. Pero dicen las malas lenguas que jamás olvidó aquellos labios rojos que hicieron quemaduras letales donde nunca nadie dejó marca alguna y que a veces en noches de luna llena sale a buscarla , pero ella vive tan ricamente con la seguridad absoluta de que su alma le pertenece!!!
Mano Figueira, 2019
