Virgen de la silla
1624 - 1625. Óleo sobre lienzo, 213,8 x 137,5 cmSala 006
La Virgen está sentada en una rica silla, contemplando con ternura al Niño que, desnudo, adopta una actitud pensativa e informal. Sobre ambos, dos angelitos coronan a María. Se ha sugerido una posible influencia del célebre mármol de la Madonna de Brujas esculpido por Miguel Ángel, con el que comparte la presencia desenfadada de Jesús niño y la solemnidad de su madre.
El descrédito del clasicismo boloñés a partir de la segunda mitad del siglo XIX provocó un cierto menosprecio hacia esta obra. Prueba de ello son los juicios severos de Pérez Sánchez, buen conocedor de la colección de pintura italiana del Museo del Prado, quien afirmó: Hoy no es tan estimada y se ve en ella obra menor de un segundo orden, siendo posible que tenga fuerte intervención del taller. La pintura, cuyo delicado estado de conservación obligó a restaurarla en 1980, fue objeto del levantamiento de los antiguos repintes que impedían contemplar su calidad. Esa intervención provocó un cambio radical de opinión, y a partir de entonces no se ha vuelto a dudar de la autoría, siendo restituida su antigua estimación.
Guido Reni se formó en el taller de Denys Calvaert. Pasó en 1594 a la Accademia establecida en Bolonia por los Carracci. Allí permaneció durante cuatro años. Al final de 1601 se estableció en Roma donde pintó para destacados mecenas, incluida la familia Borghese. Permaneció en contacto con artistas del círculo de los Carracci, como Domenichino y Albani. Su carácter rebelde, así como el incumplimiento de los plazos de entrega de algunas obras o sus numerosas deudas de juego, le llevaron a confrontaciones con sus eventuales clientes, incluido el papa. Desarrolló un estilo pictórico influido por la escultura clásica y Rafael, de formas severas y colorido vibrante, destacando sus figuras religiosas femeninas, con ojos que se alzan implorantes a la divinidad, modelo copiado posteriormente por numerosos artistas. Sus últimas obras se caracterizan por el uso de una tonalidad monocroma y formas inacabadas.
No hay datos concretos sobre la fecha de ingreso de La Virgen de la silla en la colección real española, donde ya se encontraba en el reinado de Felipe IV. El rey la destinó a la decoración del monasterio del Escorial, en cuyo capítulo prioral aparecía en 1660. Allí la vieron y alabaron el padre Francisco de los Santos en 1667, monje jerónimo del Escorial, y Antonio Ponz en 1772, autor de un libro de viajes por España que contiene relevantes informaciones artísticas. La pintura ingresó en el Museo del Prado en 1837 procedente del Palacio Real de Madrid, donde se localizaba al menos desde 1811.
Úbeda de los Cobos, Andrés, 'Guido Reni. La Virgen de la Silla'. En: El Prado en el Hermitage, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2011, p.100-101