Valor y funciones
El adjetivo funciona sintácticamente como modificador (es decir, complemento del nombre; a veces en algunos libros hablan de “adyacente”), cuando va junto al nombre al que se refiere, concertando con él en género (cuando sea posible la variación, porque hay adjetivos que no varían, como feliz, ágil, sutil, impresionante, y muchos otros) y número, y formando con el sustantivo un grupo nominal.
También puede tener función de atributo, con los verbos copulativos (ser, estar, parecer).
Cuando va acompañando al nombre, los adjetivos calificativos pueden tener un valor explicativo o especificativo.
- Es especificativo cuando sirve para seleccionar y concretar el sustantivo del que hablamos. Por ejemplo, podemos decir “me gusta el pelo liso” (sirve para concretar un tipo de cabello), o leer que cierto champú es para “cabellos dañados” (y también concreta para qué tipo de cabello es ese champú). Si decimos que “nos encanta la comida basura”, estamos concretando un tipo de comida.
El adjetivo especificativo muy raramente va delante del sustantivo.
- El adjetivo tiene un valor semántico explicativo cuando tan solo indica una cualidad del sustantivo, pero no lo selecciona, no lo distingue entre otros objetos. Por ejemplo, si hablamos de “el magnífico gol de Iniesta” (o de cualquier otro jugador, en un partido determinado), el adjetivo no distingue una jugada de otra; seguramente sabremos ya a qué jugada nos referimos. Sirve para caracterizar esa jugada.
El adjetivo explicativo puede ir delante o detrás del sustantivo. Recibe el nombre de epíteto.
- Como atributo, concierta con el sujeto en género o número:
Juan es listo.
Aloia es muy generosa.
Jon y Mario parecen tontos a veces.
En estos casos, el atributo se puede intercambiar por el pronombre lo, un pronombre invariable en cuanto al género o el número: Juan es listo > lo es; Aloia es genial > lo es; Jon y Mario están tontos > lo están.
Un adjetivo puede ser sustantivado, es decir, puede funcionar como un sustantivo, e indicar lo que significan los sustantivos: animales, personas, cosas. Por ejemplo, podemos decir:
El equipo de los nuevos juega estupendamente.
Hay muchos gallegos en Argentina.
Para sustantivar un adjetivo recurrimos a un determinante. A veces sustantivamos adjetivos sin darnos cuenta: los gentilicios, como gallego, en realidad son adjetivos (podemos hablar de cocina gallega, playas gallegas, y en estos dos casos funciona como complemento del nombre al que acompaña), pero actuán como sustantivos con facilidad.